Desde la llegada de Angela Ahrents a Apple, la compañía de Tim Cook abrió nuevas tiendas en lugares emblemáticas de muchas ciudades. Sin embargo, no todas las ciudades han visto con buenos ojos los planes de la compañía. Tampoco algunos dueños de los locales que Apple ha querido alquilar en un momento dado.
Hace unos días, os comentamos la cancelación del proyecto de apertura de una Apple Store en Israel. Al parecer, según medios locales, la empresa dueña del local, no aceptó las condiciones que Apple le propuso, unas condiciones que Apple parece que nunca está dispuesta a modificar. Ahora le toca el turno a Australia, donde también se ha visto obligada a cancelar sus planes de expansión.
En los últimos meses, hemos hablado en diversas ocasiones de los problemas a los que se enfrentaba Apple en Australia, donde tenía la intención de abrir una nueva Apple Store en Federation Square, una de las plazas más populares del Melbourne y que es utilizaba para realizar concentraciones de protesta, manifestaciones…
Desde un principio, muchos han sido los grupos de protesta que se han expresado en contra de este proyecto, llevando su malestar hasta el ayuntamiento de la ciudad, un ayuntamiento que finalmente ha negado la petición de Apple para instalarse en esta emblemática plaza de Melbourne.
Según podemos leer en The Sidney Morning Herald, el edificio Yarra, donde Apple tenía previsto abrir su nueva tienda, no podrá ser derribado ya que tendría previsto un «impacto inaceptable e irreversible en la importancia del patrimonio cultura de Federation Square». Viendo el panorama, la delegación de Apple en el país, ha anunciado que no seguirá con los planes para construir esta nueva tienda en la ciudad.
El mismo portavoz de Apple, afirmó a The Age, que estaba decepcionado porque no podría construir una tienda en Federation Square, pero que «seguimos comprometidos a servir a nuestros clientes de Merlbourne y en toda Australia».
Los planes de Apple para Apple Store exigían la demolición del edificio Yarra, una medida que finalmente recibió una respuesta negativa del Ayuntamiento de Melbourne y de los habitantes de Melbourne descontentos con el plan de dar espacio público a una empresa privada.
