Siempre que Apple lleva a cabo una de sus ya famosas y míticas Keynote, sentarnos un momento a reflexionar sobre lo acontecido es una tarea imprescindible que hoy, visto lo visto ayer, lo es, tal vez, más que nunca.
Ayer Apple trajo muchas novedades, la gran mayoría, por no decir todas, ya conocidas aunque fuese en forma de rumores y filtraciones que, hay que reconocer, han sido muy acertados. Sin embargo se guardaba un as en la manga, los precios.
No hace mucho Steve Wozniak declaró que, con el nacimiento de Apple, uno de sus objetivos era democratizar la informática. También en los inicios de Apple se escuchaba una interesante afirmación por parte de la compañía que decía algo así como “un ordenador en cada hogar estadounidense”, una expresión importante no tanto por lo que dice si no por lo que realmente guarda en su esencia, una afirmación con la que siempre he estado, y estaré, plenamente de acuerdo. Sin embargo hoy, tristemente, y después de haber descansado la mente tras todo lo acontecido ayer, me pregunto dónde ha quedado la razón de ser de ese espíritu que en gran parte era heredero de la cultura libertaria y colaborativa que permitió el salto a la sociedad del conocimiento actual.
Desde que adquirí mi primer iPhone 3G el universo de la manzana se ha abierto ante mis ojos y ante los ojos de muchos cuantos me rodean. Y cuando me han preguntado por qué tengo un Mac que hace lo mismo que otro ordenador que cuesta la mitad, la respuesta siempre ha sido fácil: si, tal vez haga lo mismo, pero lo hace mejor, dura mucho mas y su belleza por fuera, y también por dentro, es incomparable aun a día de hoy. Y aun así, hoy, por primera vez desde la triste y definitiva salida de Steve Jobs de la compañía, siento un inevitable sentimiento de decepción y me doy cuenta de que las cosas, en Apple, definitivamente han cambiado.
Hoy dos palabras rondan por mi mente cuando pienso en Apple tras el Spring Forward de ayer: dinero o afán codicioso de más dinero, y elitismo, o triste tufillo a un concepto de rancia exclusividad.
No me malinterpretéis, hay cosas de Apple que admiro y admiraré, cada día mas, que mientras las haga las seguiré elogiando como si me fuese la vida en ello, y que incluso me hacen sentir orgullo de prestar atención a esta compañía: ese desmedido interés por el cuidado y defensa del medio ambiente, ese apoyo sin lugar a la más mínima duda a la igualdad de derechos, su labor en la lucha contra el SIDA, o ese desmedido interés por ayudar a mejorar la medicina sin pedir nada a cambio que supone ResearchKit… Pero hoy estamos hablando de otra cosa, hablamos de tecnología.
Hablábamos de precio y exclusividad como razones que motivan este artículo. Los nuevos productos de ayer son una pasada, no hay duda, pero a la vez han servido para subir todos los precios. Solo el Apple TV ha bajado un 30% pero ¡ojo! No es una bajada gratuita ni carente de segundas intenciones pues, casualmente, se anunciaba tras la llegada de la HBO, todo un plan para motivar a su compra. Pero vale, hasta aquí no me parece mal, ni mucho menos. De hecho lo celebro. Los MacBook Air se renuevan, aunque tampoco es para poner el grito en el cielo, y suben su precio. Otra vez, ¡vale! Pues mejores componentes, mayor eficiencia, etcétera supone cierto mayor valor que en cierta medida parece ajustado. El nuevo MacBook se dispara, casi 1500€ en España, por supuesto mas caro que en Estados Unidos y, aunque el USB-C elimina cables, añade adaptadores que, como no iba a ser de otra forma, cuestan una pasta. Aun así es la novedad e incluso puedo llegar a comprender su precio pues sigue estando justificado, mas o menos.
Pero llegamos a los MacBook Pro Retina de 15”, ni una sola novedad, repito, NI UNA, pero suben de precio 220 y 270€. Como dijo la gran Sara Montiel, que sin embargo de esto sabía bien poco: ”Pero qué pasa, qué invento es este”. Con ello no puedo evitar que me vengan a la mente ese tipo de personas que solo piensan en que la cuenta del banco tenga cada día mas y mas ceros a costa de cualquier cosa. En fin, creo que cualquier comentario adicional ya sobra y todos lo hamos entendido.
Junto al precio os he mencionado algo sobre exclusividad, bueno, mas bien elitismo en su sentido más negativo, y aquí enlazamos ambos conceptos en el Apple Watch. Y lo digo claramente: los precios del Apple Watch son un completo insulto a la inteligencia. Solo el Watch Sport encaja, desde mi humilde punto de vista, con Apple, incluso su precio lo veo razonable, en términos de la manzana. El resto, directamente sobra.
Tim Cook se ha empeñado en abrazar el glamour, la mal entendida exclusividad confundiéndola con un elitismo recalcitrante, el lujo, para una compañía que aspiraba, recuerdo una vez mas, a poner un ordenador en cada hogar estadounidense y con ello le está dando a la empresa, a la marca, un revulsivo tufo a la mas rancia exclusividad; parece que ahora lo único que vale es vender un reloj de 10.000 dólares en una súper tienda de lujo de Londres o París para salir en la revista fashion de turno. No sé, yo no lo veo. Y para colmo Tim Cook tiene la osadía de decir en plena presentación que lo que mas le gusta del Apple Watch son las notificaciones, algo que hace cualquier pseudoreloj chino de 20-30 dólares.
A ver. Está claro que es un producto de lujo, casi de joyería, destinado a un público muy concreto y que cada cual hace lo que le da la real gana con su dinero, sin embargo me pregunto hasta qué punto afectará todo esto a la imagen y futuro de Apple; me pregunto si, con la actitud tomada, es posible que Apple muera de éxito (tras desvelar los precios del Apple Watch las acciones de Apple bajaron lo que podría ser un aviso a navegantes).
Siento si alguien se siente ofendido, no debería ser así pues este artículo no es mas que la expresión de un sentimiento. En Applelizados no debemos nada a nadie, a día de hoy Apple no nos paga un sueldo, ni las facturas, y expresamos nuestras opiniones con la plena libertad que ello nos permite, a favor o en contra, y vosotros también podéis hacerlo ya mismo en los comentarios que tenéis más abajo.
