El truco de Apple para esquivar los aranceles de Trump: vuelos exprés, producción en India y ajustes ocultos en sus precios

  • Apple ha enviado millones de iPhones por avión desde China e India para esquivar nuevos aranceles estadounidenses.
  • Los nuevos aranceles de Trump alcanzan hasta el 104% para las importaciones desde China, afectando directamente a Apple.
  • Apple explora estrategias para congelar precios, como ajustar configuraciones de almacenamiento y trasladar producción a India.
  • La compañía podría utilizar planes de financiación y programas de intercambio para amortiguar la subida de precios para el consumidor.

Cajas de iPhones listos para envío

Apple ha recurrido a una combinación de maniobras logísticas, ajustes estratégicos en sus productos y diversificación geográfica para eludir el impacto directo de los nuevos aranceles impulsados por la administración de Donald Trump. Estas medidas, aunque en algunos casos temporales, le han permitido mantener sus precios actuales durante un periodo decisivo y ganar tiempo para reformular su planteamiento industrial.

Con un escenario global marcado por tensiones comerciales, la tecnológica de Cupertino ha decidido actuar con rapidez. Uno de los movimientos más mediáticos ha sido el uso intensivo de transporte aéreo urgente para introducir millones de dispositivos en territorio estadounidense antes de la fecha oficial en la que comenzaban a aplicarse los nuevos gravámenes.

Una operación logística a contrarreloj para evitar los impuestos

Aviones de carga con productos Apple en pista

En apenas tres días, Apple movilizó cinco aviones de carga desde China e India con destino a Estados Unidos. La cifra de dispositivos transportados es apabullante: se estima que podrían haber llegado a más de dos millones de iPhones tan solo en esa operación. El objetivo era abastecer los almacenes norteamericanos antes del 9 de abril, fecha de entrada en vigor de los aranceles que gravan los productos tecnológicos importados.

Se trata de una jugada que refleja hasta qué punto Apple busca proteger su margen de beneficios y evitar, al menos temporalmente, repercutir en el consumidor final los costes añadidos. Durante los meses previos al lanzamiento del nuevo iPhone 17, estas existencias permitirían mantener la oferta a precios actuales, sin sobresaltos bruscos para los compradores estadounidenses.

Además, la compañía también ha diversificado los puntos de producción para minimizar el riesgo comercial. Vietnam, Malasia, Irlanda y especialmente India se han convertido en destinos clave en la estrategia de descentralización fabril, no solo por razones políticas, sino también económicas.

India gana protagonismo como alternativa a China

Fábrica de producción de iPhones en India

La presión de los aranceles ha obligado a Apple a acelerar el traslado de parte de su producción fuera de China, y la gran beneficiada ha sido India. Este país ya alberga la fabricación de iPhones y otros productos como los AirPods, y tiene previsto aumentar su capacidad hasta producir el 25% de los terminales que se distribuyen globalmente.

Esto permitiría a Apple reducir su exposición a los gravámenes más altos, que en el caso de China alcanzan hasta el 104%, mientras que en India se sitúan en el 26%. Aun así, el proceso de expansión y adaptación en estos nuevos entornos productivos no es inmediato y podría tardar entre seis y doce meses en alcanzar el volumen deseado.

India no solo representa una oportunidad industrial, sino también un salvavidas económico, ya que el grueso de sus exportaciones de móviles a Estados Unidos provienen de Apple. La compañía de Tim Cook, por tanto, se convierte también en una pieza clave del equilibrio comercial del país asiático.

La estrategia del almacenamiento: subir precios sin que se note

Además de mover su producción, Apple explora ajustes sutiles en sus configuraciones de producto para mitigar el impacto de costes. Un ejemplo de ello se vio con el iPhone 15 Pro Max, que eliminó su versión de 128 GB y comenzó en los 256 GB, manteniendo el precio del año anterior para esa capacidad superior. A simple vista, el precio no cambiaba, pero en la práctica sí había un incremento para los usuarios que antes optaban por la configuración base.

Este enfoque es una forma de compensar costes aumentando los márgenes de beneficio sin modificar el precio oficial. Según Morgan Stanley, las versiones de iPhone con más almacenamiento ofrecen a Apple entre un 10% y 15% más de margen, lo que permite absorber parte del impacto de los aranceles sin penalizar tanto en el precio de venta.

La compañía podría mantener esta estrategia para los futuros lanzamientos, como el iPhone 17, empujando al consumidor hacia modelos con mayor memoria, pero sin encarecer abiertamente el producto en apariencia. Una fórmula eficaz para lidiar con el nuevo escenario comercial sin recurrir a subidas de tarifas visibles.

Otras medidas para mantener la fidelidad de compra

Conscientes del tiempo medio de renovación cada vez mayor entre sus usuarios, Apple también podría ampliar sus opciones de financiación. En vez de limitar los pagos a 24 meses, se baraja la posibilidad de ofrecer plazos de 36 meses, lo que reduciría las cuotas mensuales y suavizaría la percepción de un aumento de precio.

Asimismo, sus programas de trade-in, donde el cliente entrega un dispositivo antiguo a cambio de un descuento por el nuevo, podrían ganar en atractivo. Mejoras en la valoración de estos productos usados formarían parte del escudo que Apple quiere construir para que el consumidor no note tanto la subida indirecta de costes.

A todo esto se suma la posibilidad de renegociar con el gobierno estadounidense. Ya en 2019, Cook mantuvo contactos directos con Trump para conseguir exenciones impositivas a cambio de inversiones en territorio estadounidense. Repetir una jugada similar no está descartado si las medidas se endurecen aún más.

El coste de fabricar en Estados Unidos: una opción inviable

Otra de las alternativas que se ha dejado estar sobre la mesa es la de trasladar íntegramente la producción del iPhone a suelo norteamericano. Aunque esta vía encajaría con el discurso proteccionista del gobierno de Trump, los analistas coinciden en que sería un error económico de enormes proporciones.

Replicar la maquinaria, subcontratistas y recursos humanos que existen en Asia resultaría extremadamente costoso. Fabricar los iPhone en fábricas ubicadas en estados como Nueva Jersey o Virginia Occidental dispararía el precio hasta los 3.500 dólares por unidad, según la firma Wedbush Securities. Una barrera infranqueable para la mayoría de consumidores.

Por eso, aunque Apple ha anunciado una inversión de 500.000 millones de dólares en EE. UU. en los próximos años, estas acciones tienen más efecto mediático y político que práctico a corto plazo. El grueso de la producción seguirá en Asia, pero con mayor presencia en regiones menos penalizadas por los aranceles.

El impacto bursátil: Apple también sufre en los mercados

Las tensiones comerciales no solo golpean el precio de los dispositivos, sino también la imagen financiera de las compañías más expuestas a este cambio de reglas. En cuestión de días, Apple llegó a perder 520.000 millones de euros de capitalización bursátil debido a la incertidumbre sobre su futuro inmediato.

Aunque las ventas de iPhone ya venían cayendo en los últimos trimestres, esta nueva coyuntura añade más presión. Según los expertos, muchos usuarios han optado por anticiparse a las posibles subidas renovando ahora sus terminales, aunque estos aún funcionasen correctamente. Un comportamiento comprensible si se teme un incremento del precio en el corto plazo.

Mientras tanto, el resto del mundo observa con cautela los movimientos arancelarios entre grandes potencias. Europa y América Latina, por ahora, no estarían sometidas a estas tarifas, pero no se descarta que Apple reajuste sus precios internacionalmente para redistribuir el sobrecoste asumido en Estados Unidos.

La estrategia de llenar aviones a contrarreloj, diversificar la producción en Asia, ajustar modelos de almacenamiento y reforzar los incentivos de compra muestra cómo Apple se prepara para una carrera de fondo en un entorno geopolítico cada vez más complejo. Aunque ha esquivado el primer impacto, queda por ver cómo evolucionarán los precios en el futuro y si los consumidores estarán dispuestos a pagar más o a mirar a la competencia en busca de alternativas más económicas.


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