Sin duda alguna uno de los diseños más criticados de Apple (y con razón) es el sistema de carga del Magic Mouse. Un claro ejemplo de cómo los diseñadores de Apple se impusieron a los ingenieros. Magic Mouse: bonito, pero poco práctico.
Su diseño es espectacular, con un perfil curvo y simétrico desde el borde superior hasta el inferior, muy bonito. Cuando lo usas por primera vez, te quedas alucinado… hasta que se queda sin batería. Y te das cuenta que el conector de carga está en la cara inferior, así que no lo puedes usar hasta que esté mínimamente cargado. Aunque intentes hacer una chapuza para solucionarlo…
A todos nos ha pasado lo mismo. Cuando salieron las primeras impresoras 3D, todos los «frikis» de la tecnología nos compramos una. Y al tenerla, vimos que era una chulada.
Pero al cabo de unos meses, si no eres un ingeniero o alguien que la necesite verdaderamente para trabajar, te das cuenta de que te has gastado una pasta en una impresora que sólo sirve para hacer figuritas de plástico con más o menos acierto, y poco más.
Así que te pones en modo Dios, y te dispones a crear objetos o herramientas de la nada, y plasmas en plástico lo que te ronda por la cabeza. Y así Matty Benedetto, creó un soporte de plástico para que su Magic Mouse funcionase mientras lo cargaba.
La idea era genial: usando un cable Lightning con el conector en forma de L, fabricó con su impresora 3D un soporte, con un cojinete a cada lado, para poder usar su ratón del Mac mientras se cargaba. Se deslizaba bien sobre la mesa, así que la teoría decía que tenía que funcionar, pero no tuvo en cuenta un pequeño detalle…
El Magic Mouse automáticamente se apaga mientras se carga. Se supone que los de Cupertino pensaron que ya que no se podía usar el dispositivo mientras se cargaba, por cuestiones obvias, lo mejor era que su firmware lo apagase. Así desconectado, no consumía energía y antes podría cargarse. Así que el avispado Benedetto se quedó con un palmo de narices.
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