Si creías que las empresas que se dedican a crear dispositivos informáticos para la población en general estaban desligadas del mundo militar estabas equivocad@ y es que la Secretaría de Defensa de los Estados Unidos ha comenzado a invertir en un proyecto que les permitirá tener lo último en tecnología.
Hasta ahora, todo lo que tenía que ver con la tecnología militar era investigado y desarrollado por un departamento especial de carácter militar. Ahora, mediante el proyecto FlexTech se comienza una alianza entre importantes empresas de Silicon Valley y el Pentágono.
Estamos hablando de que el propio pentágono, a través de FlexTech va a aprovechar los avances que ya las empresas de tecnología civiles están desarrollando permitiendo así poder investigar en otros campos y aprovechar así mucho más los recursos. Atrás quedan las investigaciones paralelas tanto de empresas como Boeing como por el departamento de tecnología del ejército de Estados Unidos.
Tal y como te hemos dicho, el propio Pentágono ha llegado a acuerdos totalmente secretos con hasta 162 empresas que se dedican al desarrollo de productos y servicios tecnológicos. Entre esas empresas podemos encontrar a Apple o Boeing e incluso Universidades como la de Hardvard. Se trata de una alianza entre instituciones y empresas que harán que FlexTech tome cuerpo.
Ash Carter, secretario de defensa de los Estados Unidos, ha afirmado:
«He estado presionando al Pentágono para salirnos de lo tradicional, invertir en innovación en Silicon Valley y en las comunidades de alta tecnología en todo el país.»
Tenemos constancia de que uno de los primeros proyectos en los que tanto el Pentágono como esta selección de empresas y universidades van a comenzar a trabajar es con tecnología wearable para los militares. Tecnología que pueda ayudar a conocer el estado de salud de los soldados tanto embarcos como aviones.
En cuanto a la partida de dinero que se destina para esta alianza, la misma está estimada en unos 170 millones de dólares a lo largo de un período de cinco años. Si desglosamos esa cantidad hablaríamos de una aportación de 75 millones por parte del gobierno de los Estados Unidos y 90 millones por parte de empresas, dejando el resto para los gobiernos locales. Dichas empresas pasarán a controlar el Laboratorio de Investigación de la fuerza Aérea de Estados Unidos.