General Motors ha decidido mover ficha en la conectividad a bordo y retirar Apple CarPlay y Android Auto de sus coches nuevos de forma progresiva. La compañía busca unificar la experiencia digital bajo un sistema propio, con más control sobre el software, los datos y los servicios que ofrece al conductor.
Para los usuarios, esto significa que, en los próximos años, los nuevos modelos de GM apostarán por apps e integraciones nativas, con actualizaciones remotas (OTA) y una arquitectura central que se irá desplegando por fases, con hitos clave a partir de 2026 y un objetivo de plataforma plenamente integrada hacia 2028.
Qué cambia para los nuevos modelos
Los coches que ya están en el mercado y ofrecen proyección del smartphone seguirán con esa compatibilidad, mientras que los lanzamientos futuros abandonarán CarPlay y Android Auto a medida que adopten el nuevo ecosistema. Esta estrategia, iniciada en parte en los eléctricos desde 2023, se extenderá también a combustión conforme se vayan renovando las gamas.
La idea de GM es que el coche funcione como dispositivo principal, con una interfaz única y sin necesidad de reflejar la pantalla del móvil. Así, la navegación, la música o la mensajería se canalizarán a través de aplicaciones nativas e integradas en el sistema del vehículo.
Por qué GM rompe con CarPlay y Android Auto
La dirección de la compañía defiende que cambiar entre plataformas puede resultar poco fluido y, en ocasiones, introducir distracciones. Con un software propio, GM aspira a una experiencia coherente y más segura, además de acelerar el ritmo de funciones nuevas sin depender de terceros.
Hay otro factor clave: el modelo de negocio. GM proyecta ingresos crecientes ligados al software y los servicios, con la ambición de que el coche sea un generador de ingresos recurrentes mediante suscripciones y mejoras bajo demanda. Esta visión gana peso en una industria donde el control del dato y del interfaz marca cada vez más la diferencia.
Calendario, modelos y alcance en Europa
La retirada se hará por etapas: a partir de 2026 llegarán actualizaciones OTA que sentarán las bases del nuevo entorno, mientras que la arquitectura centralizada se prevé para 2028 en la mayor parte de la gama de nueva generación. La transición cubriría decenas de referencias, con un despliegue coordinado en el ciclo de producto.
En Europa, donde la presencia comercial de GM es más limitada que en Estados Unidos, el impacto será más acotado y variable por país, dependiendo de la disponibilidad de marcas, servicios conectados y soporte de soluciones como OnStar. En España, el efecto dependerá en gran medida de la oferta local y la compatibilidad de servicios.
La nueva plataforma: Ultifi, Android y Gemini
El corazón del cambio es Ultifi, una plataforma de extremo a extremo que opera sobre la Vehicle Intelligence Platform (VIP) y permite funciones definidas por software, entregadas por vía inalámbrica. El objetivo es una experiencia más rápida, integrada y con ciclos de actualización frecuentes, más similar a la de un smartphone.
Ultifi soportará perfiles en la nube para que la configuración del usuario pueda moverse entre distintos GM, además de ofrecer una base Android con acceso a aplicaciones populares y servicios conectados. A partir de 2026, GM prevé integrar la IA de Google Gemini como copiloto conversacional para gestionar rutas, explicar funciones del vehículo, preacondicionar el habitáculo y responder a peticiones complejas con lenguaje natural.
Privacidad y datos
El salto hacia un coche más inteligente sitúa la privacidad en primer plano. Tras recientes escrutinios regulatorios en Estados Unidos, la compañía insiste en un enfoque privacy-first con controles claros para gestionar qué información comparte el usuario. En Europa, el RGPD establece exigencias adicionales de transparencia, consentimiento y garantías que la marca deberá cumplir para afianzar la confianza.
Según directivos de GM, el sistema permitirá ajustar el alcance del acceso a los datos por parte de la IA y de los servicios conectados, con opciones de activación y revocación que queden a criterio del conductor.
Impacto para conductores de iPhone y Android
Con la retirada de CarPlay y Android Auto, los futuros modelos ya no permitirán reflejar directamente apps del móvil en la pantalla del coche. En su lugar, la experiencia se apoyará en integraciones nativas (navegación, música, mensajes) y en un asistente que entienda órdenes más naturales.
Para muchos usuarios en España y Europa, acostumbrados a la continuidad entre teléfono y vehículo, hará falta un periodo de adaptación. La clave estará en que el sistema de GM ofrezca equivalentes sólidos a las funciones más populares y una usabilidad que no penalice el día a día.
Riesgos y dudas del plan
La transición no está exenta de riesgos: si el software nativo resulta menos ágil o peor valorado, podría afectar a la percepción del producto e incluso a las ventas de determinados modelos. La comparación con soluciones ya conocidas y actualizadas del teléfono será inevitable.
Otra cuestión es la monetización: funciones avanzadas impulsadas por IA o por servicios conectados podrían quedar en paquetes de suscripción, algo que muchos conductores ven con recelo. De cómo se empaquete el valor (y el precio) dependerá en buena parte la aceptación del cambio.
El movimiento de GM apunta a un coche más autónomo en lo digital, con IA conversacional, actualizaciones OTA y mayor integración de sistemas. Si la ejecución acompaña y el soporte en Europa es consistente, el nuevo enfoque podría ofrecer una experiencia más fluida y coherente, aunque a costa de despedirse de la proyección del móvil que tantos conductores manejan de memoria.