Hace ya un par de semanas que Apple presentó la nueva generación de su buque insignia, el iPhone 7 y el iPhone 7 Plus. Desde entonces, o más bien desde que llego a las tiendas una semana más tarde, hemos podido tocarlo y sentirlo entre nuestras manos. Era la prueba de fuego que determinaría si compraría o no alguno de los nuevos modelos.
Finalmente mi opinión no ha cambiado. Ya antes de su presentación, en base a las informaciones de que disponía, había casi decidido que no iba a renovar mi actual iPhone por el nuevo iPhone 7. Como en la vida, la razón no es una solamente. Si estás dudando en adquirir o no el nuevo smartphone de Apple, tal vez mi opinión al respecto te pueda servir de cierta ayuda. Veamos porque he tomado esta decisión.
El iPhone 7 me permite esperar algo mejor
Este año de 2016 que ya está entrando en su recta final, no está siendo un buen año para Apple, pero no lo digo porque sus ventas se hayan visto reducidas, no, es más bien una percepción personal. Por primera vez estoy percibiendo una falta de innovación, aunque aún no tengo claro si esto es realmente así o simplemente nos está tratando de vender un dispositivo a medio camino del que realmente está planeando. Sinceramente, no se cual de ambas opciones es peor.
Ya desde el lanzamiento de los anteriores iPhone 6s y iPhone 6s Plus, comenzamos a escuchar rumores acerca de lo que sería la próxima generación del buque insignia de Cupertino, el iPhone 7. Curiosamente, estos rumores no se diferenciaban mucho de los que habíamos escuchado a lo largo de todo el año anterior para una generación «S», resumiendo: mismo diseño y mejoras a nivel interno.
Al mismo tiempo saltaba la liebre del iPhone del décimo aniversario, el que saldrá el próximo año, en 2017, y que al parecer, podría suponer una verdadera transformación del dispositivo, algo así como el «Renacimiento del iPhone».
Y llegó el día clave
Finalmente, llegó el día 7 de septiembre y todas y cada una de las quinielas se cumplieron: Apple nos presentó una generación «S» disfrazada de nuevo iPhone. Sí, porque en esencia, el iPhone 7 es un iPhone 6s mejorado, con un par de nuevos acabados, un conector menos, un adaptador más, unos niveles de resistencia al polvo y al agua mejorados, un chip más potente y poco más. Pero insisto, en esencia, es el mismo terminal. Y mira que no me parece mal, es decir, considero que el ritmo de renovación de smartphones, como ya sucedió con el iPad, ha llegado a un límite en el que ya no hay nada más que ofrecer. Por este motivo, probablemente Apple esté extendiendo el ciclo de renovación desde los dos hasta los tres años, y me parece una decisión acertada. Lo que no me parece tan bien es tratarlo de pintar como algo totalmente nuevo cuando lo único realmente digno de mención del nuevo iPhone 7 es su doble cámara y para colmo, es una característica exclusiva del iPhone 7 Plus.
Gracias Apple
De hecho, considero que la introducción del 3D Touch en el iPhone 6s fue una novedad de mayor calado que cualquiera de las presentadas en el iPhone 7, y ello a pesar de que su potencial aún no ha sido aprovechado al máximo.
Si miramos a la competencia, lo sucedido este año con el iPhone 7 no es exclusivo de Apple; el Galaxy S7 no es más que una versión ¿mejorada? del S6, tal vez porque vaticinan un «iPhone 8» sorprendente, y buscan el momento adecuado para lanzar un golpe de efecto.
En cualquier caso, el nuevo iPhone 7 no me ofrece razones suficientes para sustituir mi actual iPhone 6 Plus, el cual, después de dos años, va como la seda, incluso mejor que antes gracias a las mejoras de iOS 10.
Así, aunque me gustaría haber visto un nuevo diseño, una pantalla OLED, un iPhone sumergible y otras muchas cosas, no dejo de estar contento, porque por primera vez desde que entré en el ecosistema de la manzana mordida, Apple ha logrado que pase casi un año sin invertir en sus productos. Y si no hace nada por evitarlo, pasará otro año así hasta la aparición del «iPhone 8» o como quiera que se llame el próximo terminal.
Sólo ha habido una excepción con la que Apple ha demostrado que, si quiere, es capaz de innovar y poner de rodillas a la competencia. Esta excepción ha permitido que diga que ha pasado «casi» un año sin que yo invierta en sus productos. Pero eso es otra historia que os contaré en un próximo post.
