Ayer Apple presentó los números del cuarto trimestre del año fiscal 2020. De toda la retahíla de datos y números que ha mostrado a sus socios, hay un dato que no ha pasado desapercibido. En el cuarto trimestre fiscal (de julio a septiembre), la compañía ha facturado 9.000 millones de dólares en Macs, y casi 30.000 millones en todo el año.
No es nada sorprendente, teniendo en cuenta el confinamiento global que estamos padeciendo a temporadas por la dichosa pandemia del COVID-19. El teletrabajo y el estudio en casa obligado ha ayudado mucho a aumentar en general las ventas de portátiles y tablets en todo el mundo. Y de los portátiles de Apple, los dos modelos de MacBook Pro se han llevado la palma.
En su informe anual presentado hoy ante la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos, Apple ha apuntado que el aumento de las ventas de Macs del presente año fiscal en comparación con el ejercicio anterior, se debe principalmente a las mayores ventas de la gama MacBook Pro.
La compañía introdujo un nuevo MacBook Pro de 16 pulgadas en el primer trimestre del año fiscal, seguido de un renovado MacBook Pro de 13 pulgadas en el tercer trimestre, ambos con procesadores Intel más rápidos y un teclado de tijera más fiable que el anterior de mariposa, que tantos problemas había dado a los usuarios.
El director financiero de Apple, Luca Maestri, ha apuntado que la compañía también ha notado una increíble respuesta del mercado con una fuerte demanda del nuevo MacBook Air durante la temporada de «vuelta al cole«.
En dicho informe también se hace hincapié en las buenas cifras de ventas del resto de productos que no son iPhone. Números con un crecimiento del 30 por ciento combinado en el último trimestre, a pesar de las restricciones de la oferta en dispositivos como el iPad, Mac y Apple Watch. Si hubieran tenido suficiente stock, las ventas habrían sido aún mayores.