Una de las sorpresas que nos encontramos en la última keynote de Apple fue la colaboración de Nike en un modelo Apple Watch serie 2. Aún así, esta colaboración no es nueva, pues fueron uno de los pioneros en desarrollar una app para iOS capaz de comunicarse con gadgets de su marca.
En cambio, resulta novedoso sacar un producto «hibrido» que una parte sea un Apple Watch y la correa un diseño típico de Nike. A priori, puede parecer que una colaboración más, como las correas de Hermés, pero si lo miras en perspectiva, esta alianza persigue beneficios muy amplios para ambas compañías.
Para darnos cuenta, pensemos en el uso le hacemos al primer Apple Watch: Reloj, consulta de aplicaciones genéricas (tiempo, mensajes, algún recordatorio o notificación), app de salud, etc. En cambio, por las limitaciones de la versión inicial, este dispositivo se descartaba para hacer ejercicio con letras mayusculas como correr, ir en bici, nadar, etc. Las razones son obvias: la falta de GPS y una correa demasiado sencilla para el deporte, desplaza al reloj de Apple respecto a competidores de la talla de Fitbit o similares.
¿Pero que valor aporta esta sinergia? el Apple Watch se catalogaba en la gama de relojes electrónicos, capaz de conectarse a un dispositivo para interactuar. En cambio, la serie 2 junto con la correa de Nike, convierte al reloj de Apple en un autentico Weareable: Gracias al GPS se puede hacer deporte intensivamente y la relativa impermeabilidad permite realizar deportes de agua. Además la pulsera perforada mejora la transpiración de la piel y evacuación del sudor. Y por último la plataforma Nike+ Run Club, es el aliado perfecto para una experiencia completa de cara a los deportistas.
Además, el mercado lo ha entendido así. Desde el momento de la presentación del Apple Watch Nike+, las acciones de Fitbit cayeron en picado. Por lo tanto, todo parece indicar que la colaboración de Apple y Nike viene para quedarse.