En las pasadas elecciones a la presidencia de los Estados Unidos se habló constantemente de un impuesto a las importaciones que realizaba EE.UU. Esto afectaría a las empresas tecnológicas, pues sus principales factorías se encuentran en el continente asiático. Inicialmente Trump, hablo de un arancel del 45% sobre los productos importados de Asia y un 35% sobre los productos importados de México.
Desde entonces la administración americana y las empresas tecnológicas han acercado posturas. Por un lado las premisas del gabinete de Donald Trump se han reducido y las empresas tecnológicas están llevando acabo planes para producir parte de los elementos dentro de EE.UU.
La realidad a día de hoy habla de un impuesto del 10% sobre las mercancías importadas. Los economistas se ha puesto valorar cuál sería el impacto real sobre los productos vendidos por Apple.
Este informe ha sido recogido en la revista The Mercury News. Según testimonios del profesor John Vande Vate, del Instituto de Tecnología de Georgia indica: «Tu y yo vamos a pagar por ello» en relación a los aranceles previstos.
Por otro lado Marcus Noland, Vicepresidente Senior en el Instituto Peterson de Economía Internacional, calificó la medida como «un verdadero desastre». Noland es un ferviente defensor de libre comercio y opina que una guerra comercial perjudica a todas las partes:
Una guerra comercial iniciada con el sobrecoste de productos… podría desembocar en la polémica de visados y cuestiones de inmigración, lo que perjudicaría a todo el sector de alta tecnología.
Pero Renee Bowen, de la prestigiosa Universidad de Negocios de Stanford, comenta que un impuesto de esta magnitud afecta, no solo a tecnología, si no a todas las relaciones comerciales en su conjunto.
Si decidimos imponer aranceles o barreras al comercio en nuestros socios comerciales, debemos esperar acciones recíprocas, que por supuesto no son buenas para nuestras industrias y no es bueno para los precios… lo que produciría una espiral bajista.
Sin embargo, también existen profesores que opinan que un arancel del 20 % inclinaría la balanza a la compra de productos nacionales por parte de los estadounidenses, así como promover empleos en territorio americano. En esta línea se encuentra Steven Calabresi, de la universidad de Northwestern.
Apple y otras empresas tecnológicas, estudian todas las estrategias para no repercutir el posible encarecimiento de impuestos en los productos o al menos reducir en la medida de lo posible su impacto.