En el año 1984 se presentó el Macintosh, un ordenador personal muy arriesgado por parte de la compañía, que había sido creado bajo la dirección de nuestro querido Steve Jobs. Las expectativas de ventas estaban muy altas y acabó siendo un fracaso. Más tarde, en el año 1985, el fundador de la manzana mordida fue echado de su propia empresa.
Esta es la historia de lo que pasó con Apple, sus ordenadores y sus nuevos productos durante los tiempos en los que Jobs estuvo fuera trabajando en otras empresas y la estrategia que llevó la manzanita los años sucesivos.
Apple sin su capitán, una empresa más
Ya hablamos sobre la creación de Pixar y la influencia de Steve Jobs en ella, quien no solo la dirigió durante una época, sino que también la estuvo financiando desde el principio y la salvó de la garras de Disney, aunque ambas compañías continuaran trabajando juntas.
Las ventas del Macintosh empezaron bien, dentro de lo que cabe, pero fueron disminuyendo progresivamente. Poca potencia, poca compatibilidad… factores importantes que Steve Jobs quiso para su ordenador, argumentando que era suficiente y que así era perfecto. Tras echarlo, Apple mantuvo actualizando cada cierto tiempo el Macintosh para intentar continuar vendiendo algunos modelos, aunque su cuota de mercado se redujo muchísimo. El Apple II continuó siendo una buena fuente de beneficios durante unos años, pero sabían que tarde o temprano tendrían que hacer algo o se irían a la quiebra.
Sin rumbo ni destino, Apple siguió haciendo lo que había hecho siempre, solo que esta vez eran como ovejas sin pastor. Puede que en los años setenta y ochenta Steve Jobs no tuviera tanta importancia dentro de la empresa como tuvo más tarde tras su vuelta a la manzana, pero en los proyectos en los que trabajaba sabía exigir más y criticaba lo que no le gustaba. Él hacía que los ordenadores lucieran de esa forma tan atractiva, con los bordes curvos de las ventanas, con la interfaz más adaptada a las personas y a usuarios de todo tipo, no solo a informáticos.
Productos y más productos sin mucho sentido
Fabricaron incluso sus propias impresoras y productos de todo tipo, con la esperanza de poder levantar las ventas y darle a los accionistas dinero, manteniendo una buena cifra de ingresos y un éxito que aunque era bajísimo, al menos consiguiera mantener a flote la empresa. También vimos sus ordenadores portátiles, los famosos PowerBook, con un diseño feo y tosco, como los demás de la época. Les llamaban portátiles pero lo cierto es que no lo eran, pues entre la mala batería que podían tener y lo que pesaban, te obligaban a establecerlo en un punto fijo. Eso sí, podías llevártelo a otra mesa fácilmente después.
La guinda del pastel de manzana fue una agenda electrónica, el famoso Apple Newton, que trataba de ir de revolucionaria y de cómoda, pero que en el día a día ni era útil ni fácil de usar. Algo que nadie necesitaba pero que empezaba a ponerse de moda por todas las empresas fabricantes. Fue el último fracaso antes de que la empresa se arruinara y tuviera que ser rescatada por su principal competidor, Bill Gates. No la compró, pero sí que ayudó a financiarla para evitar convertir a Microsoft en monopolio. Más tarde se arrepentiría de ello.
El regreso del padre exiliado
Steve Jobs presentó el ordenador Next en 1988, y más tarde su sistema operativo, el cual era justo lo que Apple necesitaba para sus Macintosh. Tras la compra de la compañía Next por parte de los creadores del Mac, Jobs volvió a su equipo y empezó a hacer grandes cambios en la empresa, llevándola al éxito con el iMac en 1998 y los Macbook, con el iPod en el año 2001, con el iPhone en el 2007 y el iPad en el 201o. Por supuesto eliminó todo lo que sobraba y lo que les hacía perder beneficios y dirigió la compañía hacia el buen camino.
Ahora, aunque Steve no esté entre nosotros, Apple puede seguir el buen camino y creo que está bien guiada por Tim Cook. Tienen la experiencia del fracaso de los malos años y no repetirán los mismos errores.
Pero con Cook creo que han vuelto a lo mismo, un sistema operativo tras otro que solo es más de lo mismo, poca inovación comparado con el regreso de Jobs.